—Breiton. -Solo fue un susurro, pero yo lo escuche como
si lo hubieran dicho con un megáfono.
Me detuve, sabiendo que mi plan de huida había fracasado;
me di la vuelta y mi congele. Bueno pensándolo bien no me congele, me convertí
en una estatua humana, una muy tonta estatua humana pero la culpa la tenían
esos grandes y hermosos ojos azul cielo que me estaban observando a escasos
centímetros de mí.
No podía creer que esto estuviera pasando, pero si no
estuviera viendo esa mata de cabello café, unos brazos anchos y unas piernas
tonificadas no me lo hubiera creído ni de broma.
Pero si, realmente todo este paquete pertenecía al
hombre que amaba, al hombre que pensé que jamás me iba a traicionar pero lo
hizo. Mi corazón amenazaba con salirse de mi cuerpo, estaba demasiada impactada
con la persona frente a mí.
— ¿Cody? -pregunte, aunque ya sabía la respuesta.
—Por fin nos conocemos Breiton... bueno, oficialmente. -dijo
y una de las esquinas de su boca se curvo hacia arriba.
Era Cody, el hermano gemelo de Cory, el hermano gemelo
que estaba muerto o al menos eso sabíamos y pensábamos todos.
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